viernes, 7 de marzo de 2014

Un suspiro, o dos…




La pasión adornando tu cabello
bajo el agua de tu vestido
las razones de la vida
el amor de mis ternuras
respiran las piedras
y se ahoga mi suspiro...

Un suspiro, o dos,
es el buen precio
de esta piel agrietada,
hendida en horas y esperas
que sirve para arroparte
con el frío de su decadencia.
Arrastra un infierno de silencio
y está sola.

Sentada tranquilamente te espero
sintiendo la pesadez de mis brazos
cansada del duro trabajo
siento que pronto vendrás por mi
y pasearemos juntos…

Rebusco entre mis pensamientos
mientras callada espero tu llegada
siento el vacio de tu espera, por verte llegar....

Ensimismada
mirada preocupada
es el verano. Piensa o no piensa
la piedra encoge
la absurda vida. Tarda, no viene
ella llora por dentro
 impávida flor.

En tu pelo el color que no refleja tu rostro,
entre las flores se expande el aroma de la melancolía,
 a quién esperas,
es un enigma que late en esa mirada
perdida por un instante
como si esperara cambiar el color de las horas
con una sonrisa donde la felicidad espere contigo...

Mirada ausente, no llegas....
Otro día que te haces esperar,
mariposas distraídas revolotean en mi estomago...
¿ Dónde estás?

Camino del cielo avanzan mis pasos
contando los adoquines
con las pisadas anhelantes por superar
los badenes que nos tapan la visión
perfilando tu figura con mis dedos en el viento...

Ven, tengo frío el corazón
y huele a soledad mi alma,
no temas la aspereza de la piel
es el precio de amores viejos.

Ven, calienta mi boca
y humedece mis muslos
hazme de nuevo primavera

Cuento los minutos que me alejan de ti y
 como loco adolescente
quiero llegar abrazarte y
 dejarme llevar por el sabor de tus labios
y con dulzura prometen...
Será tarde de deseos de calor a la hoguera,
en el fuego de tus brazos y
de tus amplias caderas...

Estoy llegando amor, estoy llegando
al remonte de las nubes blancas
enmechadas de trazos de grises solemnes
y celestes luces
y duro es mi asiento
donde anhelante te presiento
luchando tu pecho con el desaliento.
Y sigo esperando
esperanzada de tu venir sin más derrama.

Amargura en el alma,
sentimientos que me envuelven,
mi corazón se encoge,
por miedo a que no llegues y dejes de amarme...
desconsolada, abatida, sigo esperándote...
Tu presencia masculina
me envenena el ser
removiéndome los flujos de las entrañas
sangres que se me acaloran en el alma
y no aun no llegas y aún te espero...

Autores: 
Luisiana Blanco, María Magdalena, María Olga P. López, Ginés Serrallo, Hilvanando Palabras Entre Versos, Miguel Ángel.

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